sábado, julio 28, 2007

factor exponencial, web 2.0 y exocerebro para principiantes

Hoy, va de exocerebro.
El tema, es que este artículo (el cerebro, la web y el exocerebro) me ha hecho reflexionar sobre este cacao que se genera los días de mucho calor, cuando al superar la sobremesa y pegarte una ducha te viene una sobredosis de certezas, confusas, pero certezas.
Todo esto me ha provocado esta tesis de bolsillo que serviré con guarnición (el susodicho artículo curioso) y un vídeo excelente (insisto: excelente) para que los profanos capten el potencial embriagador de todo lo que está por llegar, y en ese asunto del futuro, la crisis (oportunidad escondida -en japonés-) y no sé... toda esta sopa cuántica de la vida.
Que aproveche.

Ignacio Decouse
(redactor auxiliar en época estival)

la tesis de bolsillo:
Si el exocerebro Barta está formado por prótesis culturales, al hacerlas visibles los imprintings Morín identifican sus puntos de unión entre atmósferas semánticas. Si se Cartografía ese nuevo territorio podemos trascender los niveles de comprensión y razón práctica circunscritos al individuo.

El pensamiento evoluciona redefiniendo la realidad. El mundo se presenta como un mosaico compartido y limitado a la demarcación lingüística y de imágenes mentales. Un mapa fragmentado es percibido como completo, y la impronta gestáltica rellena los huecos redibujando bajo el influjo absoluto del entorno. La dialógica referencial tiende a la analogía (pensamiento analógico), pero observar nuevas conexiones/dimensiones genera posibilidades (indeterminaciones) que dotan de cierto grado de conciencia (al principio parcial y localizada) a la inteligencia social y conectiva.

La preponderancia de lo visual en nuestro diseño genético tiene por tanto conexión directa con la manipulación mediática, orquestada por reducciones emocionales y coacciones continuadas para mantener un sistema acéfalo que erosiona biosistemas y comunidades humanas a mansalva. Un colega de Nueva York (¿o era Llucmajor?) le planteó al norteamericano Noam Chomsky la posibilidad de estudiar los niveles de reducción y manipulación simbólica de la industria gráfica y el diseño visual, el proyecto (demoledoramente complejo) suscitó la duda del
lingüista y a la vez de lo interesante de la idea. Vino a decir... como si la pelota siempre estuviese en tu cancha, como si la prerrogativa siempre fuese tuya. No son las alternativas del mundo, son las tuyas. Es -sintetizando- actuar o no, pero no intentar.

(...)
Si asumes que no hay esperanza garantizas que no hay esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad que hay oportunidades para cambiar las cosas entonces hay una posibilidad de que puedas contribuir a hacer un mundo mejor. Esta es tu alternativa.


La clave de su comprensión está en el factor exponencial como catalizador de este proceso. Basta determinar el nivel asintótico del conjunto, su masa crítica y los indicadores meméticos que dibujan las fronteras entre lo que pensamos y lo que hacemos, valorizar las ideas como juego y norma y trascender la desidia entrópica en evolución consciente.

(Cómo hacerlo: en próximos artículos)



el artículo de refuerzo:

Cada vez es más frecuente ver el cerebro como máquina de procesar información y a las anteriores comparaciones con un computador, siguen ahora las que lo quieren ver como una red de redes, y no como una red de neuronas, según probó Cajal. Kevin Kelly, cofundador de Wired, acaba de hacer en Pop Tech una comparación entre el cerebro humano e Internet que da algo que pensar (gracias Kottke).

Los datos que la sostiene se cuentan rápido. La web está sostenida actualmente por 1 trillón (10^18) de transistores, 1 billón (10^12) de links y 20 exabytes (10^18 bytes) de memoria. Por su parte el cerebro cuenta 1 trillón de neuronas, 1 billón de sinapsis y 20 Exabytes de memoria.

Aquí viene a cuento recordar la magnífica conferencia (publicada por Letras Libres) de Roger Bartra sobre el exocerebro, entendido como conciencia externa y resultado de una adaptación de los homínidos que sustituyeron alguna deficiencia evolutiva (quizás olfativa o visual) ubicando fuera del cráneo un depósito de experiencias a disposición de todos que pudiera complementar las citadas carencias. Tal hipótesis que con matices manejan varios neurofisiólogos, daría también la razón a Paul Ricoeur cuando en su discusión con Jean Pierre Changeux rechazó cualquier intento de biologizar la conciencia: "la conciencia -una tema que Ricoeur quiere que pertenezca a la humanidades- no es un lugar cerrado del que me pregunto cómo alguna cosa entra desde fuera, porque ella está, desde siempre, fuera de ella misma".

La conexión que aquí se insinúa es que Internet, podría estar ya dando cobijo al exocerebro de los cyborgs, es decir de todos nosotros, si admitimos que nuestra dependencia de las máquinas es tan masiva y permanente que deberíamos tratar las tecnologías como prótesis

La hipótesis (mejor, la especulación, dada la dificultad de traducirla a hechos experimentales) no sólo permitiría responder afirmativamente a la pregunta de si puede el cerebro comprenderse a sí mismo, sino que también haría de Internet un espacio de especial protección para la supervivencia de la especie.

y no como herramientas. Así las analogías entre cerebro e internet podrían adquirir nuevo vuelo si admitimos la naturaleza social e histórica de la conciencia.


Comentarios

# re: el cerebro, la web y el exocerebro

22/10/2006 17:34 por pepe nsc
si es el conexionismo, pero déjame decirte que el conexionismo, traducir la mente como una red de conexiones entre elementos-nodos con determinados pesos y umbrales, no procede de internet sino de la Neurobiologia, y es un tema bastante antiguo, aunque su incorporación a las neurociencias cognitivas se hace a mediados de los 80 con el trabajo de McClelland y Rumelhart con sus redes y su algoritmo de retropropagación de errores.
Por otra parte, para ser considerada el internet como el cerebro, debería demostrarse que tiene no sólo capacidad de almacenar datos, sino de a partir de esos datos abstraer patrones y tener la habilidad de clasificar la nueva información de acuerdo a ellos. POr ahora internet no ha demostrado tener mas capacidad cognoscitiva que la de una red telefónica. En todo caso la influencia, el cambio se hace sobre cerebros reales, los nuestros.


# re: el cerebro, la web y el exocerebro

23/10/2006 5:50 por AL
Gracias pepe nsc por el primer párrafo y la aclaración que introduces. Respecto a la segunda parte de tu comentario creo que sí se podría agregar algo, pues los ingenieros y visionarios de la web 2.0 sí creen posible que las máquinas (cuando esté asegurada la interoperabilidad) puedan establecer conexiones entre datos (las palabras pueden ser datos) que los humanos seríamos incapaces de imaginar y, mucho menos, procesar. He escrito varias veces sobre este asunto. Te dejo los links por si te apetece mirarlos un ratito.
Sobre ingeniería filosófica
http://weblogs.madrimasd.org/tecnocidanos/archive/2006/03/31/17155.aspx
Sobre capitalismo semántico
http://weblogs.madrimasd.org/tecnocidanos/archive/2005/12/08/10551.aspx

fuente: http://weblogs.madrimasd.org/tecnocidanos/archive/2006/10/21/47412.aspx
amparada por licencia cc
http://creativecommons.org/licenses/by/2.1/es/



el video:


http://es.youtube.com/watch?v=PL-ywltLjzk

La vida secreta de los árboles

El Christ Church College de Oxford es un lugar lleno de magia. Aquí encontró Lewis Carroll la inspiración para escribir Alicia en el País de las Maravillas, incluido el pozo de melaza del lirón.141 años después, nos encontramos aquí con Colin Tudge, una persona que también sabe ver la magia que se filtra en el mundo en que vivimos.

Colin Tudge escribe desde hace 25 años sobre biología, agricultura y política. Ha recibido numerosos premios por sus libros de divulgación y el último de ellos, “La vida secreta de los árboles”, permitirá que hoy REDES se adentre un poco más en los bosques del conocimiento

Eduard Punset:
En tu fascinante libro, The Secret Life of Trees (la vida secreta de los árboles), Colin, una de las cosas que me sorprendió es… bueno, tras leerlo, descubrí por primera vez el vínculo entre los árboles... o más bien que los árboles eran el verdadero vínculo entre la tierra y el cielo, ¿no? ¿Cómo es eso?

Colin Tudge:
Me gustaría empezar por el principio, por los griegos.

Eduard Punset:
Sí.

Colin Tudge:
Los griegos (o algunos griegos) creían que toda la vida estaba formada de fuego, tierra, y agua. Hoy en día diríamos que esto es muy estúpido, ¿sabes? Anticuado… Pero en realidad, por supuesto, de eso exactamente está hecha la vida; y eso es exactamente lo que hacen los árboles: conectan la tierra, el agua y el fuego.

Eduard Punset:
Cuando dices fuego… ¿te refieres al sol?

Colin Tudge:
Al fuego del sol, las radiaciones electromagnéticas: los fotones. Y lo más importante, como decías, la esencia de todo ello... es un proceso llamado fotosíntesis. Lo que implica la fotosíntesis es que las hojas atrapan los fotones del sol, y utilizan la energía de los fotones para decomponer moléculas de agua. Y las moléculas de agua se descomponen en hidrógeno, por un lado, y oxígeno, por otro.

Eduard Punset:
Conservan el hidrógeno.

Colin Tudge:
Conservan el hidrógeno, y liberan oxígeno, que pasa a ser lo que todos nosotros respiramos y de lo que tanto dependemos.
En cuanto al hidrógeno, luego lo combinan con dióxido de carbono de la atmósfera, y a partir de la combinación entre dióxido de carbono e hidrógeno fabrican azúcares. Después se añade un poco de nitrógeno a los azúcares y se obtienen proteínas... o se modifica la composición y se obtienen lípidos... así que se obtiene toda la materia de la que están hechos los seres vivos simplemente uniendo dióxido de carbono con hidrógeno y añadiendo un poco de nitrógeno. La principal labor de un árbol, su principal tarea, es mantener las hojas bien arriba en el cielo, donde puedan obtener mucha luz, muchos fotones. Mientras que el propósito del tronco y las raíces (que en algunos árboles pueden descender 30 metros o más, en los desiertos descienden hasta 30 metros) es extraer agua del suelo, para poder transportarla hacia arriba... y podrían elevar el agua hasta una altura de tres kilómetros, si así lo necesitaran, no lo necesitan, pero podrían hacerlo.
De este modo, el objetivo de la hoja es crear las condiciones para que el agua de la tierra y el dióxido de carbono del aire se unan en presencia de la luz solar.

Eduard Punset:
¡Madre mía!

Colin Tudge:
Se trata de un proceso fantástico que todavía estamos estudiando, han sido necesarios siglos de trabajo para entender como funciona... pero me gusta la idea de que los griegos captaron su esencia correctamente.

Eduard Punset:
¡Lo que a mí me gusta es que los árboles saben cómo hacerlo y nosotros no!

Colin Tudge:
¡Sí!

Eduard Punset:
No lo sabemos, tenemos que comérnoslos. ¿Qué hay de malo en eso?

Colin Tudge:
¿Tenéis en español el concepto… la palabra «gorrón»? Un gorrón es una especie de parásito... Vaya, los árboles lo hacen, las plantas lo hacen, y nosotros somos sus parásitos....

Eduard Punset:
Los parásitos...

Colin Tudge:
Sí, así es.

Eduard Punset:
Tenemos que comerlos, o comer los animales que se alimentan de árboles.. pero para conseguirlo, todavía no hay en esta estación concreta, aunque sienten... sienten que las hojas están a punto de llegar. Pero para sostener toda esta cantidad de hojas ahí arriba, necesitan madera. ¡Necesitan algo para aguantarlo!

Colin Tudge:
Sí, exacto. Veamos, hay muchas maneras… ¿verdad? Teóricamente, para aguantar a las hojas en lo alto, se necesita algo duro, algo resistente para aguantarlas. Y el gran invento de los árboles es, por supuesto, la madera.

Eduard Punset:
La madera, claro.

Colin Tudge:
Y la madera es básicamente…

Eduard Punset:
Es el segundo invento, que es increíble…

Colin Tudge:
Bueno, la materia básica de la que todas las plantas están formadas es la celulosa. La celulosa es de lo que hace el papel, ¿sabes? Y las hojas... todas están hechas de celulosa. Pero la madera tiene un truco, porque contiene un ingrediente adicional que se conoce como lignina, que mantiene unidas las fibras de celulosa y crea este material tan poderoso, la madera.
El principio es exactamente el mismo que el del bronce. Como sabes, el bronce es básicamente cobre, con pequeños fragmentos de estaño incorporados. El cobre es un metal ligero, y el estaño también; así que lo lógico sería pensar que al combinarlos acabaríamos con algo ligero. Pero no. El bronce es muy, muy duro... lo que pasa es que el estaño mantiene unidas las moléculas de cobre, y forma un conjunto muy sólido.

Eduard Punset:
¿Y con la lignina?

Colin Tudge:
En el árbol hay fibras de celulosa, y la lignina las mantiene unidas. Así es como surge este material maravilloso: la madera.

Eduard Punset:
Que es duro…

Colin Tudge:
…sí, duro.

Eduard Punset:
Y permite construir…

Colin Tudge:
¡Se puede hacer cualquier cosa! ¡Cualquiera!

Eduard Punset:
La vida sería inimaginable sin eso, ¿no?

Colin Tudge:
En mi libro argumento que, sin la madera, simplemente no habría civilización, porque… vale, se pueden construir viviendas muy buenas a partir de la nieve, si vives en el norte... o a partir de la piedra pero, realmente, no se puede realizar ninguna obra arquitectónica importante a no ser que en algún momento se utilice la madera. ¡Aunque sólo sea para el andamio! Sin andamio no puedes ni siquiera colocar las piedras, para empezar. Así que sin madera nunca hubiéramos tenido una arquitectura importante. Tampoco hubiéramos podido construir jamás barcos que cruzaran mares, u océanos... no de un modo seguro. Así que no tendríamos comunicaciones internacionales... ¿sabes? Ni comercio internacional... Puede que en cierto modo eso fuera algo bueno, en realidad, pero.... no tendríamos civilización sin madera.


Bloque 2

Eduard Punset:
Si miramos a los árboles, sabemos que no tienen cerebro, carecen de sistema nervioso… y, sin embargo, no es que simplemente estén ahí quietos, ¿sabes? Tienen que pensar cuándo mudar las hojas... tienen que pensar cuándo florecer... tienen que reproducirse, supongo…


Colin Tudge:
¡Claro!


Eduard Punset:
Tienen que crecer direccionalmente, en una dirección concreta, no en cualquier dirección… y deben hacer todo eso sin un cerebro. ¿Cómo demonios se las arreglan?

Colin Tudge:
¡Es maravilloso, maravilloso! Como dices, si eres un ser vivo, cualquier ser vivo, incluso si sólo eres un árbol, la vida es muy, muy complicada, porque tienes que cooperar con determinadas criaturas y competir con otras... y también tienes que llevar a cabo la tarea cotidiana de obtener sustancias del aire: ¡es una vida muy complicada!
Y no sólo eso, ¡no sólo basta con responder! Si eres un árbol, no puedes decir: «¡Mira! ¡Hoy hace sol, creo que sacaré algunas hojas!» Sería demasiado tarde. Tampoco puedes decir: «vaya, empieza a hacer frío; voy a cerrar mis hojas…» Estarías muerto antes.


Eduard Punset:
Hay que anticipar…


Colin Tudge:
¡Es necesario anticipar lo que pasará! ¿Y cómo lo hacen? Pues a mitad de invierno, cuando parece que no estén haciendo nada, se están preparando para sacar las hojas cuando llegue la primavera. Y en pleno verano, cuando parece que puedan seguir así para siempre, se están preparando para mudar las hojas: se preparan para el otoño.
Y la clave resulta ser la duración del día. Saben cuánto duran los días. Bueno, no es que lo sepan exactamente, pero pueden diferenciar si los días se están alargando, o acortando.


Eduard Punset:
Ya veo…


Colin Tudge:
Pero resulta que no están respondiendo realmente a la duración del día... como decías, están respondiendo a la duración de la noche.


Eduard Punset:
De la noche, ¿eh?


Colin Tudge:
Así que parece que respondan a los días cortos, pero en realidad responden a las noches largas, y así. Lo más interesante es otra cosa que pueden hacer: pueden recordar, pueden recordar lo que les ha pasado antes.


Eduard Punset:
¡Vaya!


Colin Tudge:
Así que si un árbol, por ejemplo, como éste, se hubiera visto expuesto a mucho viento, recordaría que había estado expuesto al viento en el pasado, y se volvería más grueso.


Eduard Punset:
Más ancho…


Colin Tudge:
…más grueso de lo que hubiera sido de otro modo, sí. Y otro ejemplo de esto es que algunos árboles… bueno, ¿sabes el alerce, una conífera? pues a menudo lo atacan las orugas y pierde todas sus hojas... eso es terrible para un árbol. Pero si un año concreto lo atacan las orugas, al año siguiente produce unas hojas muy, muy cortas que a las orugas no les van bien. Así que las orugas se convierten en mariposas y bueno... ponen huevos para alimentar a las larvas de nuevo, pero las larvas se han replegado y ya no hay nada para alimentarlas.


Eduard Punset:
Así que tienen memoria…


Colin Tudge:
Se acuerdan…


Eduard Punset:
Tienen memoria… ¡Madre mía!


Colin Tudge:
Y los árboles se las arreglan para hacer todo lo que necesitan sin un cerebro, sin mente.


Eduard Punset:
Esto suscita una pregunta, entonces.


Colin Tudge:
Sí. La verdadera pregunta para que respondan tus amigos neurólogos es: ¿por qué nosotros nos molestamos en tener un cerebro, si criaturas como éstas funcionan sin él? Creo que hay una respuesta, pero no la pueden responder…


Bloque 3

Eduard Punset:
Otra pregunta... y esto ya no es un misterio, sino una pregunta complicada... y me la encuentro en muchos campos... ¿por qué demonios hay más especies, y parece haber más vida, en el Ecuador, en los Trópicos, que en el norte?


Colin Tudge:
Bueno, es una gran pregunta, una pregunta muy importante, y creo que hay alrededor de 120 ideas distintas en la literatura científica sobre el porqué. Probablemente sea una combinación de cosas. Como decías, la diferencia es enorme. En Gran Bretaña tenemos solamente 39 especies autóctonas de árboles.


Eduard Punset:
39…


Colin Tudge:
39.
En el norte de Canadá, que es enorme, probablemente del tamaño de Europa, hay 9.


Eduard Punset:
¡Dios!


Ignacio Decouse:
¡En las islas baleares 2!


Colin Tudge:
…especies comunes. En los Trópicos, en su conjunto, hay probablemente 60.000 especies distintas de árboles. Y en los trópicos americanos, los neotrópicos, desde México hasta Argentina, hay posiblemente unas 30.000 especies de árboles distintas. Además, en este bosque en el que estamos ahora sólo hay, básicamente, dos especies: avellanos y fresnos. Este árbol sobre el que nos apoyamos es un fresno. Hay dos especies, a menudo sólo hay una o dos especies. En cambio, en la selva amazónica, en cualquier hectárea de terreno, en sólo una hectárea, se pueden encontrar hasta 300 especies distintas de árboles.
Y la gente se pregunta, ¿pero cómo puede ser? Veamos, hay muchas explicaciones posibles, la primera es que si vives en este tipo de clima o más al norte, pongamos, en Canadá, tienes que enfrentarte con el frío extremo, las heladas, y este tipo de cosas. Así que, básicamente, los únicos seres que pueden vivir en el norte son los que son muy, muy resistentes. Y eso reduce el número de especies que pueden hacerlo. Todos los árboles de Canadá tienen adaptaciones increíbles para vivir en condiciones de mucho frío.
¡Pero en el trópico puede vivir cualquiera! ¡Es tan fácil! Así que hay muchas, muchísimas criaturas distintas intentando vivir ahí. Uno de los resultados es que en los trópicos hay muchísimos más parásitos. De modo que cada árbol que vive en el trópico debe enfrentarse a enormes ataques por parte de gran variedad de hongos y bacterias e insectos… ¡muchos más que en el norte!
Y el peor enemigo… el peor enemigo, si eres cualquier tipo de organismo, en lo relativo a las enfermedades, es un organismo del mismo tipo.


Eduard Punset:
Entiendo...


Colin Tudge:
Dos árboles del mismo tipo pueden transmitirse enfermedades de uno a otro. Así que en los trópicos, para evitar enfermedades, los árboles intentan alejarse todo lo posible de otro árbol de su mismo tipo. De modo que, mientras que en este bosque puedes encontrar dos fresnos uno al lado del otro, en los trópicos puede que encontraras medio kilómetro entre un árbol y otro árbol del mismo tipo.
Y es muy probable que el motivo sea que, en realidad, intentan evitar contagiarse enfermedades.
No obstante, si vives a medio kilómetro de otro árbol de tu especie, ¿cómo puedes reproducirte?


Eduard Punset:
¡Sí!
Eso es…


Colin Tudge:
¿Cómo lo haces? Bueno, en el norte, la mayoría de árboles, incluyendo estos fresnos y avellanos, se polinizan por el viento, porque todos los árboles de alrededor son iguales, así que ya les va bien. En los trópicos, esto simplemente no funciona: sólo un porcentaje muy pequeño se poliniza a través del viento. La polinización de la mayoría se efectúa por insectos o murciélagos o pájaros. Y cuando esto pasa, los árboles deben encontrar maneras de cooperar muy estrechamente con los insectos, pájaros o lo que sea que transporte su polen.


Bloque 4

Eduard Punset:
Colin, has estado propugnando durante años que el mundo no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir a no ser que se vuelva agrario de nuevo. Eso es sumamente difícil, ¿no?


Colin Tudge:
Bueno, sí y no. La idea que subyace a eso es que cuando los políticos modernos como Tony Blair o George Bush hablan sobre la realidad… siempre hablan sobre la realidad…


Eduard Punset:


Colin Tudge:
Pero a lo que se refieren es al dinero, a cuánto dinero se puede ganar haciendo algo. Y la agricultura hoy en día está orientada a generar tanto dinero como sea posible. ¡Y ahí es donde empieza el problema! Porque, en realidad, ¡lo que necesitamos es una agricultura orientada a alimentar a la gente y a cuidar el medio ambiente! ¡Y a dar trabajo a la gente! Y una agricultura que alimente a la gente y genere empleo y cuide el medio ambiente es muy, muy distinta de una agricultura que simplemente produzca mucho dinero. Además, la agricultura que solamente genera mucho dinero no puede durar, es totalmente insostenible.


Eduard Punset:
Sí.


Colin Tudge:
De modo que la verdadera realidad no significa hacer mucho dinero, la verdadera realidad significa respetar la estructura física real del mundo


Eduard Punset:
¿Y cómo se consigue alimentar a la gente en una sociedad agraria? Es decir, estáis empezando a hablar de la agrosilvicultura.... o la ecosilvicultura... ¿qué hacéis? ¿Producís nuevos bienes que ahora se producen en los centros urbanos? ¿Os olvidáis de la agricultura industrializada? ¿Qué significa, exactamente?


Colin Tudge:
Pues bien, la agricultura moderna está muy, muy industrializada: grandes máquinas, monocultivos... ¿sabes? El mismo cultivo en todas partes... y muy, muy poca gente. En este país, es posible encontrar mil hectáreas en las que sólo trabaje una persona, un trabajador; mientras que en una sociedad agraria tradicional habría cientos y cientos de personas trabajando en esa misma zona. Y cuando hay cientos de personas trabajando en la misma zona, su trabajo es muchísimo mejor, realmente: se aprovecha más la tierra, y de un modo mucho más seguro, se consigue más de los animales y las plantas.


Eduard Punset:
¿Esto pasaba antes?


Colin Tudge:
Sí. Vamos, hasta hace quizá uno 50-30 años, la mayoría de las economías mundiales eran principalmente agrarias; la mayor parte de la gente, o una enorme proporción de la población, trabajaba en el campo. Incluso en este país, Inglaterra, hace 40 años, alrededor del 20% de la población trabajaba en el campo. Ahora esto ha bajado hasta el 1%.


Eduard Punset:
Estaría bien empezar a enseñarles a los niños cosas así... como utilizar o extraer energía de los árboles en lugar de los motores...


Colin Tudge:
Todas estas cosas…


Eduard Punset:
Pero estamos lejos de eso, ¿verdad?


Colin Tudge:
Cada vez más lejos. Vamos, que si trajéramos a algunos niños a esta granja ahora, estarían totalmente confundidos: no tendrían ni idea de lo que está pasando. ¿Sabes? Es un tópico, se dice que los niños ya no saben que la leche viene de las vacas y cosas así. No saben que los embutidos proceden de los cerdos… una de las grandes esperanzas para el futuro es la agrosilvicultura, en la que se conjuga la agricultura y el cultivo de árboles, simultáneamente. Tenéis un buenísimo ejemplo de esto en España, con los alcornoques, un sector maravilloso, y los cerdos ibéricos, ¡que producen uno de los mejores jamones del mundo! En la actualidad, tengo entendido, eso está amenazado, porque, ¿sabes? el corcho ahora se sustituye por el plástico, por lo que el sector de los alcornoques está en decadencia y... bueno, las grandes fábricas porcinas están haciéndose con el control, porque son más baratas. Y, sin embargo, ¡el futuro está en algo que ya tenéis!


Eduard Punset:
Afirmas que no se trata sólo de volver a la agricultura, sino de combinar la ciencia, la tecnología, con la explotación agraria.


Colin Tudge:
Sí. Utilizar la ciencia moderna, la tecnología moderna, para establecer un trabajo agrícola adecuado, y dejar de utilizarlo para sustituir el sistema agropecuario por fábricas para producir cerdos, etcétera, etcétera, etcétera.


Bloque 5

Eduard Punset:
David, llamáis a esto «muebles vivos».


David Giles:
Muebles vivos, sí.


Eduard Punset:
Y, al parecer, esto ya se hace mucho en Japón, ¿no?


David Giles:


Eduard Punset:
¿Por qué no me lo explicas un poco?


David Giles:
Esto de aquí es para mantener lejos a las ardillas…


Eduard Punset:
Claro.
Y esto… ¿qué será?


David Giles:
Esto será un pequeño taburete.


Eduard Punset:
Un pequeño taburete para sentarse…


David Giles:


Eduard Punset:
Sin clavos, ¿no?


David Giles:
No


Eduard Punset:
Muy bien. Veamos cómo lo haces.


David Giles:
Lo que se hace es partir de arbolitos jóvenes, como estos, que tengan unos seis meses…


Eduard Punset:
Sí.


David Giles:
Los pones ahí, para empezar, y después de la primera estación habrán empezado a crecer.


Eduard Punset:
Ya veo: cierto.


David Giles:
Así que ya están listos ahora para pasarlos por estos dos agujeros. Ése quedaría entonces injertado ahí.


Eduard Punset:
Sí.


David Giles:
Y éste pasaría por aquí, así que acabas consiguiendo una estructura, se utiliza como patas y estructura.


Eduard Punset:
Ya veo


David Giles:
Y al final de la próxima estación, vuelves a doblarlos, hasta que al final acabas con un pequeño taburete y su estructura, y simplemente colocas un tabla encima, vas al bosque y buscas una tabla para conseguir una mesita o un pequeño taburete.


Eduard Punset:
Y realmente está hecho de algo vivo.


David Giles:
Eso es, y tarda unos cinco años.


Eduard Punset:
Cinco años, solamente.


David Giles:
Y estas plantillas, evidentemente, se tiran cuando se acaba el proceso.


Eduard Punset:
¿Se está haciendo en el Reino Unido?


David Giles:
Sí, se hace. Hay alguien que lo hace: Christopher Cattle.


Eduard Punset:
¿Y quién los compra?


David Giles:
¡Quien quiera! También puedes comprar las plantillas.


Eduard Punset:
Y hacerlo tú mismo.


David Giles:
Y hacerlo tú mismo. Es muy, muy bueno para los niños en edad escolar, porque les da un proyecto…


Eduard Punset:
Es verdad.


David Giles:
Y si los niños pequeños lo plantan, cuando acaban la escuela tendrán, evidentemente ¡un pequeño taburete que han cultivado ellos mismos!


Eduard Punset:
Y aprenden que hacen falta cinco años para una planta…


David Giles:
Sí, y también me parece que es muy bonito hacerlo como algo conmemorativo. Por ejemplo, a mi madre le hubiera encantado hacer algo así. Tenía cáncer…


Eduard Punset:


David Giles:
Y habría sido algo… ella amaba su jardín, así que habría sido muy hermoso que los dos, juntos, hubiéramos plantado algo así y luego… ¿sabes? Al final yo habría tenido un taburete... como recuerdo…


Eduard Punset:
Claro…


David Giles:
De modo que hay muchas cosas que puedes hacer con esto.


Colin Tudge:
Mira, ésta es una manera de utilizar todo lo que hay en el bosque, realmente. Aquí tenemos un torno al aire, y la idea es convertir cosas como ésta en objetos bonitos como pimenteros y pasamanos y cosas así. De lo que se trata es de... ¿ves? Aquí tenemos esta cuerda.... la cuerda está sujeta, no lo ves desde ahí, pero está sujeta a una rama de ahí encima…


Eduard Punset:
A una rama viva


Colin Tudge:
A una rama del fresno. Ésa es la fuente de energía. Y la energía viene de esta cuerda, en la rama. Y se enrolla el cordel alrededor del objeto que quieras rotar. Todavía no está terminado. Pero la idea es que entonces presionas el pedal arriba y abajo y eso hace que esto gire. ¿Ves?


Julio César Pérez:
Discrepo.


Eduard Punset:
Ajá.


Colin Tudge:
Esto estará sujeto con tornillos. Y entonces puedes aguantar el formón o escoplo para empezar a trabajar. Si tienes uno eléctrico, como suele ser habitual, realmente no controlas la energía, es muy sofisticado. Pero este torno va tan rápido o lento como quieres que vaya, así que tienes un control perfecto. Es ideal para enseñar a los niños… David quiere enseñar a los niños, porque pueden controlar la velocidad, y es realmente muy seguro.

Casi humanos

Más de 300 primatólogos y otros científicos evalúan las capacidades cognitivas del chimpancé.


Observados en la naturaleza y sometidos a pruebas en cautividad, los chimpancés se prestan a comparaciones con los humanos, sus parientes cercanos. Guardan un parecido familiar que fascina a la gente, y los científicos ven cada vez más pruebas de similitudes en la conducta y las habilidades de los chimpancés, que van más allá de un rostro expresivo y unos pulgares prensibles.


Los antepasados de los chimpancés fueron el último linaje de los monos actuales que se separaron de la rama que condujo a los humanos, probablemente hace seis millones de años, o tal vez cuatro. Un examen más reciente demuestra que, a pesar de profundas diferencias en ambas especies, sólo un 1,23% en sus genes separa al Homo sapiens del Pan troglodytes.

Los chimpancés hacen gala de una extraordinaria gama de comportamientos y talento. Fabrican y utilizan herramientas sencillas, cazan en grupo y participan en actos agresivos y violentos. Son criaturas sociales que parecen capaces de mostrar empatía, altruismo, conciencia de sí mismas, cooperación en la resolución de problemas y aprendizaje a través de ejemplos y experiencia. Los chimpancés incluso superan a los humanos en ciertas tareas de memoria.

"Hace 50 años, cuando prácticamente no sabíamos nada de los chimpancés", señala Andrew Whiten, un psicólogo evolutivo de la Universidad de St. Andrews (Escocia), "no habríamos podido predecir la riqueza y la complejidad de la cultura del chimpancé que conocemos ahora". Jane Goodall, una joven inglesa que trabajó en África en los años sesenta, empezó a cambiar las percepciones. Al principio, los expertos cuestionaban sus artículos sobre chimpancés que utilizaban herramientas y mostraban un comportamiento social. Ponían objeciones sobre todo a sus referencias a la cultura de los chimpancés. Sólo los humanos, insistían, tenían cultura. "Al principio, Jane sufrió el rechazo de las figuras consagradas", comenta Richard Wrangham, un antropólogo de Harvard. "Ahora, quienes dicen que los chimpancés no tienen emociones ni cultura son los rechazados".

El nuevo consenso enmarcó el debate de un simposio, La mente del chimpancé, celebrado recientemente en el Lincoln Park Zoo de Chicago. Más de 300 primatólogos y otros científicos evaluaron el conocimiento acumulado sobre las capacidades cognitivas del chimpancé.

Tras una sesión, Frans de Waal, de la Emory University (EE UU), autor de El mono que llevamos dentro (Tusquets Editores), decía que hace sólo una década todavía no existía un consenso firme sobre muchas de las relaciones sociales de los chimpancés. "Ahora no se oye ningún debate", afirmaba.

En sus estudios en el Yerkes Primate Research Center, De Waal descubrió que, como animales sociales, los chimpancés han tenido que constreñir y alterar su comportamiento en varios sentidos, al igual que los humanos. Forma parte del legado del mono, apunta, y en el caso de los hombres, es la base de la moralidad.

Otros estudios recientes explicaban con más detalle las habilidades de los chimpancés como fabricantes de utensilios. Jill Pruetz, de la Iowa State University (EE UU), describía 22 ejemplos de chimpancés de Senegal que elaboraban lanzas de madera para cazar primates más pequeños y obtener carne. Goodall fue la primera en observar los chimpancés como carnívoros cazadores no estrictamente vegetarianos.

Pruetz observó a varios chimpancés clavando las lanzas en troncos de árbol huecos en los que a menudo habitan los gálagos. Un solo intento surtía efecto. Antes se había visto a chimpancés utilizar palos principalmente para extraer termitas de su refugio.

Un equipo de arqueólogos dirigido por el español Julio Mercader, de la Universidad de Calgary (Canadá), dijo haber encontrado piedras en Costa de Marfil que los chimpancés utilizaban hace 4.300 años para abrir frutos secos. Con frecuencia se ha filmado a chimpancés actuales utilizando piedras como un martillo.

Otros investigadores combinan el trabajo de campo, en el que muestran la conducta de los chimpancés en su hábitat natural, con experimentos de laboratorio creados para desvelar su inteligencia subyacente, lo que los científicos denominan su "reserva cognitiva".

Por ejemplo, los chimpancés en estado salvaje no se sentarían por sí solos ante un ordenador a responder con toques rápidos en la pantalla como prueba de su memoria inmediata. Unos vídeos en los que hacían justamente eso en la Universidad de Kioto (Japón) impresionaron especialmente a los asistentes al simposio.

Tetsuro Matsuzawa, un primatólogo de Kioto, describió a un chimpancé joven que veía cómo aparecían sucesivamente números, del uno al nueve, parpadeantes en la pantalla en posiciones aleatorias. Los números desaparecían en menos de un segundo. Donde habían aparecido los números quedaban unos cuadrados blancos. El chimpancé pulsaba los cuadrados de manera despreocupada pero rápidamente, haciendo reaparecer los números en orden ascendente: uno, dos, tres, etcétera.

El ensayo se repitió varias veces con los números y los cuadrados en distintos lugares. El chimpancé, que recibió un entrenamiento durante meses acompañado de la promesa de recompensas en forma de alimento, casi nunca falló y recordó dónde habían aparecido los números. El vídeo incluye escenas de un ser humano que no supera la prueba, y rara vez recuerda más de uno o dos números, si es que recuerda alguno.

"Los humanos no pueden hacerlo", asegura Matsuzawa. "Los chimpancés son superiores al hombre en esta tarea". Matsuzawa indica que las primeras especies humanas "perdieron la memoria inmediata y, a cambio, aprendieron simbolización, las habilidades del lenguaje. Yo lo llamo la teoría de la compensación. Si quieres una capacidad, por ejemplo, una memoria inmediata mejor, debes perder otra".

Misato Hayashi, también de Kioto, describe experimentos realizados con crías de chimpancé que manipulan cubos apilables y bloques cuadrados y cilíndricos. Fueron más lentos que los humanos, pero la destreza manual estaba ahí. Un ser humano empieza a apilar bloques poco después de cumplir un año, señala Hayashi; los chimpancés tenían casi tres.

En experimentos con espejos, los investigadores demostraron que los chimpancés presentaban una conciencia de sí mismos que está ausente en los monos, pero no en los delfines y los demás grandes simios. Ensayos similares demostraron cierto reconocimiento de sí mismos entre los elefantes.

Otros investigadores dicen que cuando se les plantearon problemas para obtener alimentos desde el otro lado de una valla, los chimpancés no sólo fueron inteligentes por sí solos y a menudo competitivos con otro ejemplar, sino que también mostraron una disposición a cooperar unos con otros para realizar el trabajo.

Wrangham, de Harvard, dice que el desafío para los primatólogos que trabajan en ese campo radica en saber hasta qué punto se da en la naturaleza la conducta y el "excedente de capacidad cognitiva" observados en cautividad. La respuesta parece variar de una comunidad de chimpancés aislada a otra. Según los científicos, eso demuestra el papel del aprendizaje social -adquirir habilidades por imitación- y las respuestas a diferentes oportunidades en culturas independientes.

Según los investigadores, el interés por aprender más sobre los chimpancés no es sólo un caso de conocimiento porque sí. Su comportamiento y su inteligencia, afirman, tal vez permita comprender las habilidades de los primeros antepasados del hombre. Según los primatólogos, una motivación más urgente es que se trata de seres sensibles y los familiares vivientes más próximos al hombre, y que su supervivencia está amenazada.

JOHN NOBLE WILFORD - Chicago - 02/05/2007 - The New York Times.